Un pintor dotado estaba dando los últimos toques finales a su pintura en un pedazo de lienzo sobre un caballete en un lugar pintoresco en un terreno montañoso. Sus estudiantes se reunieron cerca del caballete, mirando profundamente la belleza de la naturaleza representada en la obra maestra con aprecio, admiración y adoración.
Después de haber completado su trabajo, el maestro coloca la paleta con las pinturas en el suelo y poco a poco se movió hacia atrás para evaluar la pintura meticulosamente. De repente, uno de los estudiantes miró atrás, y se sorprendió al ver que el maestro había alcanzado el borde extremo del risco y el siguiente paso hacia atrás provocaría una caída fatal hacia un valle muy profundo. No se atrevió a prevenirlo a gritos por temor a acelerar la caída de su maestro por el impacto de sus gritos.
Rápidamente tomó la paleta y la tiró a la pintura, salpicando las pinturas en todo el cuadro. Impresionado en el acto, el pintor dio un salto hacia adelante para atrapar a su estudiante que destruyó su obra maestra. Gritó con violencia y verbalmente abusó al estudiante de causar un daño irreparable a su creación esmerada. El estudiante en silencio sufrió la humillación. Cuando el maestro se había calmado un poco, el estudiante pidió al maestro que se volteara para ver el punto peligroso donde había llegado justo antes del incidente. Explicó que su acción era la única opción para salvar la vida de su maestro.
Todo el mundo se volvió para ver el lugar y elogió la acción inteligente y oportuna del estudiante que le salvó la vida. El pintor abrazó al estudiante, le pidió perdón por su reacción imprudente y le dio las gracias por salvarlo de una muerte trágica.
Dios es nuestro padre amoroso que tiene un plan claro para el bienestar de cada uno de nosotros. Él nos puede exponer a las dificultades y situaciones dolorosas en la vida con una intención noble las cuales podemos no darnos cuenta o reconocer.
El dolor, la pobreza y la enfermedad, pruebas, el ridículo y la soledad pueden causar dolor en nuestra vida. Dios ofrece a cada uno de nosotros el mejor ambiente necesario para el crecimiento espiritual. Pero algunas experiencias pueden parecer amargas y desagradable para nosotros y nos hacen incluso presentar una queja ante Dios acerca de nuestra situación.
El Apóstol Pablo dice en Romanos 8:18, “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
Dios nunca nos dará cualquier cosa que es perjudicial, puede que tengamos momentos de dolor pero tenemos la seguridad que el nos ama sin medida.
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