Me voy padre de tu casa, ¡lo digo así!, ¡de tu casa! porque nunca la siento mía. Porque, aunque aquí he vivido desde el día en que nací, cuando empecé a comprender entendí que con nacer no basta para ser hijo. Por eso me voy y gracias, te lo digo sinceramente, nada me faltó a tu lado: ni la casa, ni la escuela, ni el doctor, ni el juguete favorito, ni la ropa que hoy me viste, ni el coche que ayer usé.
¡Pero! ¿Soy tan ambicioso? ¿Parezco tan exigente? Si te digo que no me basta y que no me fue suficiente ni ese coche, ni esta casa.
Porque yo quiero y siempre quise, algo más que tu nunca me diste, y tu abultada cartera, fuente siempre surtidora de remedios materiales que nunca contuvo billetes para comprar un minuto, un minuto de tu atención necesaria, de un tiempo fundamental para ocuparte de mí.
¿Pensarás que fui un buen hijo? Pues tu nunca te enterabas, ¿Sabes que troné en la escuela? ¿Qué terminé con mi novia? ¿Qué corrí una borrachera en antros de mala nota? ¿Qué hacía pintas en el colegio? ¿Qué probé la marihuana? Y ¿Qué robaba a mamá? Pues no, no lo sabes, no tenías tiempo para pensar en cosas triviales, total los adolescentes somos traviesos y flojos, ha pero al hacernos hombres enderezamos los pasos.
Pues no padre, no es el caso, y toda mi delincuencia era un grito de llamada al que jamás contestaste, que quizá nunca oíste; por eso si hoy me preguntas que ¿En qué punto me fallaste? Sólo podría responderte: padre, me fallaste... Que ¿Qué voy a hacer? Quién sabe, ¿A dónde iré? Que importa, ¿Dónde encontraré dinero para pagar toda esta vida a la que me has acostumbrado?
No puedes creer que viva sin aire acondicionado, si feria para la disco, sin las chicas, sin las fiestas y sin un padre involucrado en industrias y altas esferas, que es importante en política, que ha viajado al extranjero y frecuenta importantes empresas. ¿Que no he de vivir sin esto? ¿Qué así mi vida está hecho? Y ¿quién dijo que era vida?, la estancia en estos salones por los que sales y entras, porque nunca puedo verte y ni decirte: padre ¿Hoy si te quedas?...
Nunca he vivido en tu casa,esta nunca ha sido vida, ahora es que me voy a vivir fuera de aquí y lejos de ti, sin la esperanza en que vengas a mí y nunca llegues. Tus negocios en inversiones de amor se han ido a la banca rota y hoy declaras tu quiebra en el comercio de mi amor, pagaste caro y hoy pierdes casi toda tu inversión, pero si sacas en venta los pocos bienes que te quedan para salvar tu negocio, me propongo como socio y atiende bien mi oferta que no encontraras mejor postor.
Te compro todo el tiempo que no tuviste para dárselo a tu hijo, te compro todo ese cariño inútil que no supiste usar; pagaré bien por tu risa, tu palabra, tu preocupación, tu celo y tu caricia y escucha el precio, que aunque no se dé finanzas podre ser un buen negociador.
Si tú te vendes para padre; ¡Yo te pago con el corazón!
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